VIOLENCIA DE GÉNERO AL VOLANTE

 

Por Daniela Medina, Gerente del centro de comando y control de Ituran Argentina

El 25 de noviembre fue el Día Internacional de la Elimininación de la Violencia Contra la Mujer.  En Argentina, esta es una jornada de lucha y reivindicación por los derechos de las mujeres, que busca visibilizar todas las formas que existen de violencia de género: entre ellas la violencia vial.

En nuestro país, como en muchos lugares del mundo, el día a día de las mujeres al volante se ve marcado por un claro obstáculo: la estigmatización de las mujeres al volante. ¿Es acaso un reflejo del machismo arraigado en las calles?

Velocidad y riesgo: Un reflejo de la cultura patriarcal al volante

La relación entre los hombres y la velocidad al conducir es, históricamente, un terreno fértil para la construcción de estereotipos de género. La noción de que la velocidad y la “destreza” al volante son cualidades masculinas persiste, alimentando un ambiente donde la imprudencia se confunde con la masculinidad. Los hombres, impulsados por estas percepciones culturalmente arraigadas, pueden sentir una presión adicional para conducir de manera más arriesgada, lo que contribuye a su protagonismo en accidentes fatales.

Un informe de la Agencia Nacional de Seguridad Vial muestra que la conducción de vehículos en la vía pública es mayoritariamente masculina. Sin embargo, las estadísticas reflejan que las mujeres utilizan más el cinturón de seguridad, tienen mayor percepción del riesgo respecto a la velocidad, respetan más el semáforo y registran menos casos de alcohol al volante.

Es importante remarcar también que las mujeres dicen tener mayor conciencia del riesgo respecto a exceder la velocidad que los varones (69% vs 60% respectivamente), mientras que, ellos declaran mayor frecuencia de conducción superando los límites de velocidad permitidos que las mujeres para todos los tipos de vías de circulación: en autos 21% vs. 14%, y en motos 16% vs. 7%.

De acuerdo al consumo de alcohol previo a conducir un vehículo, por ejemplo, en automóviles, el porcentaje de positivos registrados es casi la mitad que el de los varones (5% vs. 9,5% respectivamente), y en motos, llega a ser casi tres veces menor (8,5% vs. 21,8% respectivamente).

Violencia hacia las mujeres al volante: Un síntoma del prejuicio cotidiano

La violencia vial no es solo un tema de accidentes y estadísticas; es también una manifestación de machismo en las calles. Las que toman el volante a menudo son víctimas de acoso, insultos y actos de violencia física por el simple hecho de su género. El acto de conducir se convierte así en un espacio de confrontación, donde algunas personas sienten la necesidad de reafirmar su percepción de superioridad masculina, desencadenando un ciclo de violencia que afecta profundamente a las mujeres y a la sociedad en su conjunto.

Las actitudes que subestiman la habilidad de las mujeres al volante (el famoso “manejas como una mujer”) contribuyen a un entorno hostil para las conductoras. 

Teniendo en cuenta los datos, desmantelar estos estereotipos resulta fundamental para cambiar la narrativa y construir un espacio vial más equitativo. La educación y la concientización son herramientas clave para desafiar las normas de género arraigadas y fomentar una cultura vial basada en el respeto mutuo.

 
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